Dalila, fue una mujer filistea que sedujo a Sansón para descubrir el secreto de su fuerza y entregarlo a sus enemigos. Es una figura asociada con la traición disfrazada de amor.
Dalila representa la manipulación emocional y el uso de la seducción como herramienta de poder. Desde el estoicismo, actuar por interés personal a costa del otro es una traición a la virtud de la justicia y la templanza.
Epicteto enseñaba: “No uses tu naturaleza para dominar, sino para elevar.” Dalila, en vez de elegir la nobleza o la verdad, se sirvió del engaño. Su poder fue externo, pero su alma quedó expuesta: frágil, egoísta, temerosa.
Dalila nos recuerda que la belleza sin virtud se convierte en un arma. Que quien juega con el corazón del otro, pierde el suyo. El estoico ama con libertad, no con manipulación.
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