“1 Un hombre de la tribu de Leví se casó con una mujer de la misma tribu; 2 ella concibió y dio a luz un niño. Viendo lo hermoso que era, lo tuvo escondido tres meses. 3 No pudiendo tenerlo escondido por más tiempo, tomó una cesta de mimbre, la embadurnó de barro y alquitrán, colocó en ella a la criatura y la depositó entre los juncos, a la orilla del Nilo. 4 Una hermana del niño observaba a distancia para ver en qué terminaba todo aquello. 5 La hija del faraón bajó a bañarse en el Nilo, mientras sus criadas la seguían por la orilla. Al descubrir la cesta entre los juncos, mandó a la criada a recogerla. 6 La abrió, miró dentro y encontró un niño llorando. Conmovida, comentó: –Es un niño de los hebreos. 7 Entonces, la hermana del niño dijo a la hija del faraón: –¿Quieres que vaya a buscar una nodriza hebrea que te críe el niño? 8 Respondió la hija del faraón: –Anda. La muchacha fue y llamó a la madre del niño. 9 La hija del faraón le dijo: –Llévate este niño y críamelo, y yo te pagaré. La mujer tomó al niño y lo crió. 10 Cuando creció el muchacho, se lo llevó a la hija del faraón, que lo adoptó como hijo y lo llamó Moisés, diciendo: Lo he sacado del agua.” (Éxodo 2,1-10)
“20 Amrán se casó con Yoquébed, pariente suya, y ella le dio a Aarón y a Moisés” (Éxodo 6,20)
“23 Por fe, cuando nació Moisés, sus padres, viendo que era un niño hermoso, y sin temer el decreto real, lo ocultaron tres meses.” (Hebreos 11:23)
Podemos concluir y reflexionar que, Yoquébed, la madre de Miriam, Moisés y Aarón, también se negó a inclinarse ante la orden del faraón. No dispuesta a matar a su bebé Jocabed ideó un ingenioso plan para salvar a Moisés. Ella construyó una canasta de papiro para su hijo y lo envió río abajo a un lugar seguro. Al ver la canasta, la hija del faraón sacó al bebé Moisés de las aguas y lo adoptó como propio. Precisamente en ese momento, Miriam se presentó ante la hija del faraón y se ofreció a buscar una nodriza para el bebé, nada menos que Jocabed. A través de este arreglo, Dios aseguró que Moisés crecería bajo la influencia piadosa de su madre durante sus años más formativos. El autor de Hebreos rinde tributo a Jocabed. Su fe le permitió ver la importancia de salvar la vida de su hijo, porque un día Moisés, a su vez, salvaría a su pueblo.
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