LA REINA DE ISRAEL, ESPOSA DEL REY ACAB
Se le recuerda por perseguir a los profetas de Dios, manipular al poder y promover el culto a dioses falsos, como Baal.
Desde la óptica estoica, Jezabel representa la corrupción del alma dominada por el deseo de poder, control y placer. Séneca decía: “Nada es más vil que el alma esclava de sus pasiones.”
Jezabel actuó sin justicia, sin templanza, sin sabiduría: gobernó por capricho y orgullo. Su deseo de dominar aplastó toda virtud.
Marco Aurelio hubiera advertido que el alma que se aleja del bien común y de la verdad, se destruye a sí misma lentamente. Jezabel, al manipular, perseguir y mentir, encarnó la anti-virtud.
Jezabel nos recuerda que el liderazgo sin virtud es tiranía. Que el poder, si no se guía por la razón y la templanza, se vuelve autodestructivo. El estoico no busca controlar a los demás, sino a sí mismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario