El ROSACRUCISMO no abarca cualquier idea de rebajamiento de la mujer en relación al hombre ni viceversa. “son los mismos espíritus que animan al hombre y mujer”.
La elección que motiva una u otra experiencia, en cuerpo masculino o femenino, obedece a sus necesidades de progreso. Como deben progresar en todo, “cada sexo, como cada posición social, les ofrece pruebas y deberes especiales, oportunidades de adquirir experiencia, conocimientos”.
Si reencarnasen solamente en una u otra condición, tendrían un progreso deficitario, incompleto y estarían impedidos de alcanzar la perfección que requiere amor y sabiduría.
En la visión rosacruz , la condición del hombre no le asegura ninguna autoridad particular sobre la mujer. Sólo la superioridad moral y la ejercida por el cargo de liderazgo o autoridad en la jerarquía social. Más eso no es privilegio del hombre porque la mujer tiene también, a su turno, esas posiciones.
En el mundo espiritual, la autoridad es la moral, ejercida naturalmente por el hombre o mujer que la ha obtenido por merito de su progreso. Por eso, toda discriminación y preconcepto, según la óptica espirita, son contrarios a la caridad y tenidas como actitudes anti cristianas. En ese caso, no hay diferencia entre machismo o feminismo, cuando fuera de los padrones naturales de la relación hombre-mujer en la sociedad.
Viene de las raíces de la civilización como Adán Y Eva, más o menos comunes a todas las creencias y leyendas antiguas, con las diferencias apenas de enfoque cultural propio de cada pueblo, componiendo la versión religiosa sobre el origen del hombre en la Tierra. Es una versión inherente a una época y a un pueblo que no tenían aun las informaciones de la ciencia. Es como el niño que asimiló durante mucho tiempo la leyenda de la Cegonha, en la interpretación a su alcance sobre el acto del nacimiento del bebe. Fue entre esos pueblos que la idea de inferioridad de la mujer gano fuerza por la creencia casi generalizada de que ella era el clonaje femenino del hombre.
Si la Génesis decía que la mujer fue hecha a partir de Adán, ella era con justicia una especie de propiedad de el. ¿No le debía la propia vida?
Después viene el episodio del pecado original en el paraíso terrestre, en donde la mujer, tentada por las fantasías de la serpiente, lleva al hombre al error. Y Dios, ofendido, decreta: “Multiplicaré los sufrimientos de tu parto, darás a luz con dolor, tus deseos te impelerán a tu marido y estarás bajo su dominio. “Esa sentencia fue incorporada a todo un orden de restricciones y discriminaciones a la mujer, transformada en esclava pasiva del hombre. Sara llega a pedir a su marido Abrahán que le dé un hijo con la esclava egipcia Agar.
Fue impuesta a la mujer la muerte por el apedreamiento por los mismos que la prostituían, como en la narrativa bíblica de la mujer adultera. Los fariseos, que hacían de su saber un arma de dominio sobre la masa inculta, salían de los templos mirando para el suelo para no encarar a las mujeres.
Buda también no permitía que sus seguidores mirasen para ellas.
Sócrates llegó a insultarlas. Había una oración judaica que decía: “te agradezco, Dios, por no haberme hecho mujer…”
Paulo, Pedro y Agustín, Lutero se revelan ríspidos para con la mujer.
Pedro recomendaba la sumisión de la mujer al marido, “como Sara que obedecía a Abrahán llamándolo Señor.
Paulo escribe a Timoteo diciendo: “No permito a la mujer que enseñe, ni se arrogue autoridad sobre el hombre, más si permanezca en silencio, con espíritu de sumisión.”
Ellos también hablaron bien de la mujer. Más fue Cristo, llamado Hijo de María más que lo que de José, que se interesó por los dolores de la mujer. Desde el inicio de su predicación, El creó un nuevo concepto de la mujer, como escribe Aleksandr Mien, en Jesús, Maestro de Nazaret. A partir de él, el lugar de la mujer no se limitó más al hogar domestico. Por eso, en su grupo de seguidores más íntimos brillaron mujeres como María su madre, Magdalena, la pecadora. Marta y María, hermanas de Lázaro; Salome, madre de Juan y Tiago; María, mujer de Cleofás; Susana y Juana, mujer de Cusa, procurador de Herodes Antipas, entre otras. Jesús dialogo con la samaritana y enfrentó la censura de Simeón, el fariseo y sus invitados al permitir que una prostituta le lavase los pies y le enjugase los cabellos. Y dijo a la adultera amenazada de apedreamiento: “Yo tampoco te condeno; vete y no peques más.”
Como vemos, el feminismo surgió con Jesús. Fue a una mujer, en Samaria, que El se rebeló el Mesías Divino.
Fue también a una mujer a quien El se presentó primero, después del drama del calvario, revelándole la inmortalidad. Jesús mostró que no quiere a la mujer subyugada, sumisa, anulada. Quiere a la mujer luchadora como fue Magdalena, equilibrada, sensata, compenetrada de su papel de mujer, consciente de su misión en la familia, de sus atribuciones en el hogar y en la sociedad, en la condición de compañera leal del hombre (y el de ella) en la implantación del reino de Dios por la generación de la humanidad.
Esclareciendo que “con la emancipación de la mujer se consigue el progreso de la civilización, mientras que con su subyugación se camina con la barbarie.”
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